La estrella del trueno by Michelle Paver

La estrella del trueno by Michelle Paver

autor:Michelle Paver [Paver, Michelle]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Aventuras, Infantil, Juvenil
editor: ePubLibre
publicado: 2021-01-01T00:00:00+00:00


14

Dark odiaba estar enfadado. El nudo que le ardía en el estómago lo hacía sentirse enfermo y le dolía. Hacía muchos inviernos que había enterrado cualquier pensamiento sobre su padre. Ahora era como si alguien le hubiera arrancado una costra y le frotase la herida con arenilla.

«O con cristal», pensó con amargura mientras labraba la piedra carmesí.

Se lo había contado todo a Fin-Kedinn. Estaban sentados en el refugio, en la penumbra del falso amanecer, fabricando las flechas.

Para los astiles, el líder de los Cuervos había aprovechado uno de madera de aliso de sus propias flechas y otro de espino amarillo de un cazador del Clan de la Ballena. Dark estaba tallando las puntas. El cristal escarlata era misteriosamente fácil de labrar: quería adoptar la forma de una hoja de abedul. En ese momento, ya casi terminada, la tenía en la rodilla sobre un pedazo de pellejo sin curtir; le estaba puliendo los bordes con un tronco de asta.

Fin-Kedinn ya había acortado ligeramente su astil para adaptarlo al brazo de Renn: le había tomado las medidas antes de su marcha, para que la flecha acabada fuera exactamente de su longitud de apertura más medio pulgar. Ahora estaba volviendo más ligero el astil, limándolo con una pequeña azuela de diente de castor.

—Si lo que te ha dicho Realvi sobre el Bosque Profundo es cierto —comentó sin levantar la vista de su trabajo—, es la mejor noticia que tenemos desde la Estrella del Trueno.

Dark soltó un bufido.

—Eso si dice la verdad, claro.

—Es raro que no nos lo haya contado antes.

—Le he preguntado por qué, pero ha evitado contestarme.

—No confías en él.

—¿Cómo voy a hacerlo? —Dark miró con gesto hosco la piedra que reposaba en su rodilla como una gota de sangre—. El día después de que mi madre muriera me dijo que iba a llevarme a las Montañas para hacerme mis tatuajes de clan. En vez de eso, me abandonó. Yo tenía ocho inviernos. ¿Por qué debería creer nada de lo que dice?

Fin-Kedinn sopló el polvillo del astil.

—¿Has acabado ya esa punta de flecha?

Sin decir palabra, Dark se la tendió.

Observó a Fin-Kedinn rascar resina de abedul de la piedra plana que habían colocado junto al fuego y aplicar un poco en el tallo de la punta de flecha. Con dedos expertos, el líder de los Cuervos introdujo el tallo en la punta del astil y luego lo sujetó con una tira de tendón de reno que había remojado en agua. El tendón se encogería a medida que se secara, afianzando la punta de flecha aún más en su sitio.

El cristal azul reposaba olvidado en el regazo de Dark. Lo calmaba observar las manos fuertes y capaces de Fin-Kedinn llevando a cabo la delicada tarea de cortar una ranura en el extremo opuesto del astil, con la fuerza suficiente para que la cuerda de arco de Renn encajara con precisión en la hendidura, pero sin que resultara excesiva y partiera la flecha.

Después, Fin-Kedinn cortó en tres partes una pluma marrón rojiza de la cola de una perdiz que había conseguido de un cazador del Clan del Serbal.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.